viernes, 10 de octubre de 2014

Aliens, ébolas, confetis y una certeza.



Si un extraterrestre viniera a España (que estaría gracioso) y nos hubiera observado durante la última semana probablemente pensaría algo como esto:

qaStaH nuq? jIyajbe', Heghlu'meH QaQ jajvam

que para quien no lea klingon básicamente es

“¿Qué coño pasa aquí? no entiendo nada pero da igual, hoy es un buen día para morir”


Y acto seguido nos exterminarían con sus torpedos fotónicos. Y no tendríamos derecho a quejarnos porque lo de este país durante los últimos siete días ha sido un carajal de talla notable.


El ébola ya no es una amenaza lejana que vemos por la tele arrasando países que la mayoría de la gente no sabría ubicar en el mapa ni a la tercera. Nop. Está aquí, lo tenemos seguro en un hospital de la capital y quién sabe si por ahí habrá más casos incubándose en cuerpos ajenos al proceso. En cualquier caso eso es algo que se revelará cierto o no en breves fechas.







Tenemos un presidente del gobierno desaparecido en combate, bueno no, de vez en cuando aparece a dar una rueda en un plasma, ¡que salao es el jodío! Pero seamos justos, hoy mismo, viernes a mediodía, ha dado en la puerta del Carlos III una rueda de prensa en la que… perdón, disculpas, no era rueda de prensa sino comunicado oficial, lo que básicamente viene siendo convocar a todos los medios para que difundan tu mensaje de propaganda sin permitirles hacerte preguntas, que todos sabemos que las preguntas las carga el Diablo y en el fondo la curiosidad mató al gato. En cualquier caso, Rajoy puede ir con la cabeza bien alta porque en Milán, “sus colegas” ya le han dicho que lo está haciendo de puta madre y que es un crack de lo suyo, que es lo que cuenta. Por si fuera poco, le ha endiñado el marrón de supervisar todo esto a la pobre Soraya, la vicepresidenta. Porque como es un asunto menor bien puede hacerlo ella y es que se rumorea que este finde en Eurosport tienen una programación de lo más entretenida, todos sabemos lo que le mola el deporte a nuestro presi.







Tenemos una ministra de Sanidad que está hasta el cuello de mierda por casos de corrupción y que se ha revelado de una incompetencia tan colosal que más parece un personaje de ciencia ficción mala que la gestora de, nada menos, la sanidad pública de un país de casi cincuenta millones de personas. Eso si, de confeti la tipa entiende que es un gusto.







Tenemos un consejero de Sanidad de Madrid tan sobrao y tan inútil casi, casi, casi como la ministra. Este tipo, que según dice es médico, tiene en contra a todos los médicos que han hablado del tema pero no pasa nada, si tiene que dimitir ya sabemos que tiene la vida resuelta y el bolsillo lleno.


Tenemos una prensa conservadora que ensalza, y con razón, la figura de un misionero que dedicó su vida a ayudar a los que no podían ayudarse a sí mismos y al mismo tiempo critican hasta la náusea a una enfermera que se ofreció voluntariamente para atender a alguien que lo necesitaba, si, el misionero, y a resultas de aquello ha quedado contagiada. ¡Pero oiga!, es que la tía era una torpe y ya se sabe, en el pecado lleva la penitencia (#mandacojones)


Tenemos una población enloquecida e hipermovilizada por un perro. Y seamos francos, en todo este asunto hay cosas más graves por las que movilizarse que por el sacrificio gratuito de un animal, aunque a esto no le quito la importancia que tiene, solo la reubico en su sitio. El pobre animal se ha ido al otro barrio sin sentir ni padecer porque aún desconocemos si estaba infectado, en cuyo caso debería haber sido estudiado por ver que revelaba en lugar de sacrificarlo. Pero bueno, esto es España y eso sería hacer bien las cosas, líbrenos el Señor de acertar alguna vez.







Y finalmente tenemos una Sociedad Española de Virología, gente muy preparada y conocedora como poca realmente de todo lo que se está hablando que aún no ha sido no ya consultada, sino siquiera convocada a dar consejo. Su presidente ha dicho esta mañana que ha llamado al ministerio y se ha ofrecido, pero que le han contestado que le agradecen el gesto y que “lo tendrán en cuenta” o.O

Yo no estoy preocupado, confío en el personal sanitario español con fe ciega y sé que esto no tiene pinta de ir mucho más allá. Confío también aunque algo menos, en la gente, en que sepan mantener la calma y sean lo suficientemente maduros para dar a cada cosa su valor, los aciertos que haya y los errores, que son muchos, que se estén produciendo en este asunto.

En quien no confío nada es en los políticos que tenemos, por miserables, cínicos, mediocres, ausentes, incapaces, egoístas, traidores y espantados.

Para acabar, todo esto me ha recordado un soneto que tiene ya sus buenos cuatrocientos años pero que describe a la perfección lo que ha de venir. Llegará el tiempo de dar explicaciones pero no digo ya a la ciudadanía sino a un tribunal mucho más severo, la Historia, que juzga de forma terrible y pone a cada cual en la casilla que le toca. Y me da a mi que se en qué casilla va  a meter a toda esta fauna.

Aquí tenéis la incertidumbre y el desasosiego ante un juicio. Aquí tenéis el Barroco hecho palabra.

Fray Miguel de Guevara
(c.1585-c.1646)

Pídeme de mí mismo el tiempo cuenta;
si a darla voy, la cuenta pide tiempo:
que quien gastó sin cuenta tanto tiempo,
¿cómo dará, sin tiempo, tanta cuenta?

Tomar no quiere el tiempo tiempo en cuenta,
porque la cuenta no se hizo en tiempo;
que el tiempo recibiera en cuenta tiempo
si en la cuenta del tiempo hubiera cuenta.

¿Qué cuenta ha de bastar a tanto tiempo?
¿Qué tiempo ha de bastar a tanta cuenta?
Que quien sin cuenta vive, está sin tiempo.

Estoy sin tener tiempo y sin dar cuenta,
sabiendo que he de dar cuenta del tiempo
y ha de llegar el tiempo de la cuenta.




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