martes, 3 de marzo de 2015

El enigma super-ultra-secreto de Nike... meh.

Nike es una empresa estadounidense fabricante de ropa y calzado deportivo fundada en 1972  en Oregón. En estos cuarenta años de vida ha conseguido posicionarse como una de las mayores marcas en cuanto a calidad, publicidad y prestigio del campo de trabajo que le ocupa y sus ingresos y beneficios son cuantiosos y merecidos. Tiene presencia en los cinco continentes y su cara visible es la de muchos deportistas de elite de primer nivel. Casi todos los seres humanos del planeta reconocen automáticamente su logo y lo asocian a la marca de manera inmediata.


Logo de Nike


Hasta ahí todo correcto. Visto lo visto, resulta cuando menos sorprendente que casi nadie en todo el mundo sepa pronunciar bien su nombre. Vamos a ver, resulta que dos estudiantes de publicidad le mandaron una carta a Phil Knight, presidente de la compañía para preguntarle cómo se debía pronunciar el nombre de su marca y contra todo pronóstico, éste no solo les respondió sino que les desveló el misterio que durante años ha engendrado las más terribles pesadillas a generaciones y generaciones de abnegados publicistas y comerciantes: “Naiki”, se debe pronunciar “Naiki”.


En la Acrópolis de Atenas hubo tres monumentos dedicados a la misma diosa bajo tres advocaciones distintas (tal como pasa hoy con ese paganismo disfrazado de monoteísmo que es el cristianismo, pues está, por ejemplo, la Virgen de Carmen, La Virgen de las Nieves o la Virgen del Rocío), la guerrera, la virgen y la victoriosa.


De la primera, la guerrera hubo en la acrópolis situado entre el Partenón y el Erecteion una colosal estatua de bronce de unos quince metros de alto que representaba a Atenea Promakos, la guerrera, como hemos dicho. Su casco y la punta de su lanza eran dorados y se veían desde el mar como anunciando al navegante que se aproximaba a Atenas. Por otro lado está, pues aún se conserva, el propio Partenón, dedicado a la virgen, a Atenea Parhenos, y no vamos a comentar más sobre un monumento tan archiconocido. Finalmente y casi desapercibido junto el propíleo derecho y en un saliente está, si, y aún lo podéis ver, un pequeñísimo templo de orden jónico, tetrástilo in antis de unos ocho metros de altura y construido para conmemorar la Paz de Calias del 449 a.C. que puso fin a las Guerras Médicas entre griegos y persas. Bien, éste es el templo que los atenienses dedicaron a su patrona, Atenea, bajo su advocación de diosa victoriosa, o sea, Atenea Niké.

Ilustración de lo que pudo ser la estatua de Atenea Promakos



Copia del Partenón a escala 1:1 y policromada situada en Nashville (EEUU)



Temple de Atenea Niké en la Acrópolis de Atenas



¿Veis a dónde vamos? Seguro que sí, pero sigamos con otro detallito que no es menor y volvamos con la empresa deportiva Nike y su primer empleado, el señor Jeff Johnson.


Este señor fue quien bautizó a la empresa. Propuso un nombre inspirado en una muy famosa estatua del periodo helenístico que hoy se conserva, mejor o peor, en el Museo del Louvre de París. La portentosa estatua a la que nos referimos, porque verdaderamente lo es, es la famosísima Victoria alada de Samotracia, que en griego se llama “Niké tes Samothrákes”. De hecho el logo de la empresa es la representación esquemática de una de las alas de la dicha estatua de la victoria alada.

Victoria alada de Samotracia


Además de la importancia histórica, estética, cultural y artística que la antigua Grecia ha tenido sobre nosotros ¿qué enseñanza más podemos extraer de este post? Exactamente, que el presidente de Nike no tiene ni idea de cómo se llama su empresa, seguramente, porque sus carencias en formación humanística sean terriblemente severas.


De manera que ya sabéis niños, la empresa Nike se pronuncia Niké, ni “Naik”, ni “Naiki”, ni “Neik” ni sus muertos, se pronuncia “Niké”, victoria en griego clásico.

Ale, hasta luego.